«Partidos, sin calidad democrática», la opinión de Juan Miguel Alcántara Soria. 29 de mayo de 2023

«Partidos, sin calidad democrática», la opinión de Juan Miguel Alcántara Soria. 29 de mayo de 2023

mayo 29, 2023 Desactivado Por Redacción

Juan Miguel Alcántara Soria

El jueves pasado participé en el conversatorio “La Democracia Interna de los Partidos Políticos a debate”, organizado por la División de Derecho, Política y Gobierno, de la Universidad de Guanajuato. Buscó evaluar calidad democrática y viabilidad de partidos. Expuse ideas-fuerza que en apretada síntesis comparto.

(1ª) Qué entendemos por democracia. Desde las polis griegas las democracias presuponen ciudadanos que piensan, deliberan y deciden en común sobre la “cosa pública”.

El intercambio de ideas es esencial a la democracia-método. “El principio de deliberación democrática” -recién resaltado por la Suprema Corte de Justicia- es central, no sólo para los parlamentos, sino en toda institución o espacio democrático. Los seres dotados de razón ven su realidad común, la enjuician, deliberan sobre las opciones que tienen, y resuelven lo que consideran mejor para lograr la democracia de contenidos económicos, sociales o políticos. No hay democracias sin demócratas: ciudadanos con deberes y responsabilidades.

“No es pueblo lo que nos falta. Lo que nos falta es ciudadanía”, decía Efraín González Luna. Y seguimos con éste déficit, por deserción de grandes empresarios, dirigentes sociales, y de las masas. “Es mayor el número de los sordos, oportunistas o cobardes, que de los decididos y activos”.

(2ª) Los partidos padecen calidad democrática. El PAN, con conducción cupular, centralista, grupera, cerrada a la ciudadanía. Hace mucho dejó de deliberar y de ser Escuela de Ciudadanía. La última asamblea nacional extraordinaria, en 2022, que reformó sus estatutos ¡votó no discutir proyectos a su consideración, solo aprobarlos mecánicamente!

No hay convenciones que discutan plataformas políticas, programas de gobierno o perfiles de precandidatos, como era su añeja vocación deliberativa. El PAN de normas, usos y costumbres democráticas se transformó en red de franquicias de jefes estatales -los gobernadores donde los tiene, o de dirigentes-, que deciden unipersonalmente candidaturas a regidores, alcaldes, legisladores y gobernadores, sin votación de la militancia.

En las últimas elecciones, y en la que viene del 2024, con el pretexto de ir en coalición, el presidente nacional, con franquiciatarios locales, agandallan derechos, candidaturas y presupuestos. Usan a la Comisión Permanente Nacional, órgano levanta-dedos, validadores de todo lo que envían caudillos, sin modificar amarre alguno.

El anuncio reciente de Marko Cortés de exigir a aspirantes a la candidatura presidencial un nivel mínimo de conocimiento de 40% entre la población, de 15% de intención de voto, y adhesiones de casi un millón de ciudadanos, es ocurrencia personal, no votada en el partido, ilegal, costosa, inoportuna. Favorece a Santiago Creel, un catrín que no conecta con sectores populares.

Al hilo: el impresentable diputado Romero, en la Cdmx, margina a Xóchitl Gálvez, la aspirante más competitiva, incluso en la presidencial. El de GTO busca descarrilar a la alcaldesa de León, aspirante a gobernadora más competitiva; el gobernador, intenso, impulsa a su secretaria de desarrollo social, con todo descaro.

(3ª) Estas actitudes antidemocráticas afectan la eficacia del sistema de partidos, y la representatividad, legitimidad y gobernabilidad democrática del país; exhiben negociaciones a espaldas de la militancia, fomentan la corrupción y el abuso en los cargos públicos y partidistas; impulsan ineptitudes, amiguismo y nepotismo; se desentienden del bien público; y desencantan con la democracia. La exhibición de ilícitos del cártel inmobiliario de Benito Juárez, en la Cdmx, afecta cohesión, prestigio y viabilidad del partido.

(4ª) Toda acción consciente y libre es una posición frente al bien o al mal, incluso en el espacio público –de bien o mal común-, y es por tanto de índole moral. Los ciudadanos debemos exigir a los partidos cumplan sus fines y deberes como entidades de interés público que son. Al PAN, que recupere esencias democráticas, busque a los jóvenes.

Y del PRI del traidor “alito”, más vale ir solos. Abiertos a la ciudadanía, con elecciones primarias, para no vivir otra “docena trágica”. ¡Democracia, ya!