Mensaje dominical y de año nuevo del obispo de Irapuato Enrique Díaz. 1 de enero de 2023

Mensaje dominical y de año nuevo del obispo de Irapuato Enrique Díaz. 1 de enero de 2023

1 enero, 2023 Desactivado Por Opinión Bajío

“El Señor te bendiga y te proteja”

Este primer día del año nos ofrece la pausa y el respiro necesarios para tomar aliento e iniciar con decisión el nuevo año.  Se nos presenta este nuevo día como momento de gracia y bendición, descubrimos el paso del Señor en el año que se ha ido y suplicamos su bendición para el nuevo año que comienza.

Moisés transmite a Aarón la forma en que todo israelita debe iniciar todas sus obras, con el recuerdo y la experiencia de la presencia de Dios en sus vidas: “El Señor te bendiga y te proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz”.  Es el acontecimiento más grande para todos los hombres: contemplarse en el rostro misericordioso de Dios. Es el inicio de una verdadera paz: descubrirse hermanos y bendecidos por el mismo Padre.

Es convertirnos en bendición para los demás y manifestar el rostro de Dios en nuestras vidas al mismo tiempo que descubrimos en ellos el rostro de Dios. Esta bendición tiene su plenitud en el pasaje evangélico. El texto termina con el relato de la circuncisión. Es un rito que expresa las raíces judías de Jesús, el entronque con las promesas de los profetas del Antiguo Testamento.

Jesús nació bajo la Ley, pero vino a rescatar a los que estaban bajo la Ley, para convertirlos en hijos de adopción. Todos hemos sido rescatados por Jesús, pues Él es nuestro hermano. Ahora ya podemos llamar a Dios ¡Abbá!, Padre. Confieso que es la mejor noticia que podía recibir: Dios es mi padre, que me quiere, me mima, me perdona, está pendiente de mí, me guía por el buen camino. ¿Por qué temer, si Dios me acompaña siempre?

Todos nos necesitamos

Y esta noticia y bendición es el mejor camino que tenemos para romper con la escalada de violencia. Como propone el Papa Francisco para este día en la jornada mundial de la paz tenemos que decir “no a la violencia”.

Ante el COVID nos propone: “Podemos decir que la mayor lección que nos deja en herencia el COVID-19 es la conciencia de que todos nos necesitamos; de que nuestro mayor tesoro, aunque también el más frágil, es la fraternidad humana, fundada en nuestra filiación divina común, y de que nadie puede salvarse solo. Por tanto, es urgente que busquemos y promovamos juntos los valores universales que trazan el camino de esta fraternidad humana. También hemos aprendido que la fe depositada en el progreso, la tecnología y los efectos de la globalización no sólo ha sido excesiva, sino que se ha convertido en una intoxicación individualista e idolátrica, comprometiendo la deseada garantía de justicia, armonía y paz”.

El nombre que recibe el Niño Dios indica cuál es su misión; en aquel tiempo no se le ponía el nombre por casualidad o porque le gustase mucho al padre. Jesús significa Dios salva, es decir Dios está a favor nuestro. La religión del miedo o de la agresión no es cristiana, sólo es verdadera la religión del amor, de la esperanza y de la fraternidad.

Si Dios nos ama, si ha dado a su hijo su rostro de amor, si Jesús se ha hecho hombre por mí pero también por mi hermano, si nos viene a salvar a todos ¿por qué continuar agrediéndonos y luchando? ¿Por qué no romper la cadena de violencia con el amor?

Hoy, al inicio del año, renovemos la bendición que nos ofrece Dios nuestro Padre en su Hijo Jesús. Comprometámonos en serio en la construcción de un mundo sin violencia. Revisemos nuestros espacios y desterremos toda violencia familiar, institucional y discriminatoria.

Si Jesús se ha hecho hombre por nosotros es seguro que se puede construir un mundo diferente, con su amor, con su palabra y a su estilo. María, la pequeña y fiel, supo escuchar las palabras y hacerlas vida. Sigamos su ejemplo y desde lo cotidiano construyamos un mundo mejor.