Mensaje dominical del Obispo de Irapuato Enrique Díaz. 12 de junio de 2022

Mensaje dominical del Obispo de Irapuato Enrique Díaz. 12 de junio de 2022

12 junio, 2022 Desactivado Por Opinión Bajío

Santísima Trinidad / Domingo 12 de junio de 2022

Reflexión del Evangelio

Santísima Trinidad / Domingo 12 de junio de 2022

Mons. Enrique Díaz Díaz, Obispo de Irapuato

En nuestro proyecto de pastoral nacional se afirmaba que la crisis actual que estamos enfrentando es sobre todo una crisis antropológica. El hombre ha perdido su sentido y su identidad. El Salmo 8 nos coloca en la verdadera perspectiva de la dignidad del hombre.

“Señor Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra… hiciste al hombre un poquito inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad”.

En la fiesta de la Santísima Trinidad no solamente celebramos la belleza y grandiosidad de un Dios amor, relación y dinamismo, sino también recordamos la gran dignidad y vocación a la que el hombre ha sido llamado.

El pecado deforma el ser del hombre

El hombre se ha prostituido y ha abandonado la imagen a la que estaba destinado. Pero no porque sea el plan de Dios, sino porque el hombre, cegado por el egoísmo, ha deformado la imagen de Dios y se ha deformado a sí mismo.

El hombre al olvidarse de Dios ha perdido la referencia hacia la cual tiende su propio ser. Se ha quedado en sumergido en sus incoherencias, individualismo y no es capaz de relacionarse con los demás.

Todo lo contrario celebramos este día: la fiesta de la Santísima Trinidad nos habla de comunicación, de comunión, de comunidad. El cristianismo no es una religión que se pueda vivir a solas, encerrándose en uno mismo; el cristianismo, porque es Amor, es una fuerza, un espíritu, que necesita expandirse, concelebrarse, vivirlo en familia, en Iglesia, en comunidad fraterna y universal.

El que quiera vivir desentendido de los demás, preocupado sólo de sí mismo, que lo haga, pero que no se llame cristiano, seguidor de una Persona Amor, hijo de un Dios Padre Amor, lleno de un Espíritu Santo Amor. La Iglesia católica o es una Iglesia capaz de amar a todos, de servir a todos, de incluir a todos, o no será la Iglesia de Cristo.

Se puede y se debe evangelizar con la palabra, pero no se puede renunciar nunca a evangelizar con el ejemplo y el principal ejemplo será el amor. Es el mismo amor de Jesús con su Padre y el Espíritu, hecho carne y relación con sus hermanos

El parecernos a Dios Uno y Trino sería el culmen de todos nuestros anhelos. Pero tendremos muy en cuenta que la Trinidad surge de una experiencia de vida y de entrega y no de ideas o doctrinas que se quedan en los libros. Dios Padre se da, dando vida; Dios Hijo da su vida y el Espíritu se derrama en amor de vida. Siempre experiencia de amor y de vida. La Trinidad muestra el sorprendente y gratuito interés de Dios por nosotros. Dios sale de sí y se vacía en la encarnación del Hijo, en la efusión del Espíritu Santo y vive permanentemente con nosotros y en nosotros.

La gran misión de Jesús ha sido hacernos partícipes de ese Dios que es amor comunidad y nos invita a conocerlo, a amarlo y a ser parte de su misma vida. Al discípulo se le ha concedido la gracia de poder entrar en la intimidad de Dios.

Entonces todo cambia: no estamos frente a un dios lejano o nebuloso, sino frente a un Dios que nos ama y que quiere que compartamos con Él. Ese “ser superior”, que muchos conceden debe existir, se convierte en un ser personal, admirable y misterioso. Situados en tal proximidad, Dios nos cuenta, nos habla de sí mismo. Nos comunica que es Padre creador, Hijo comunicador, Espíritu santificador.

La Trinidad, modelo y destino de nuestra vida

Creer en la Trinidad es creer que el origen, el modelo y el destino último de toda vida es el amor compartido en fraternidad. Si estamos hechos a imagen y semejanza de Dios, no descansaremos hasta que podamos disfrutar de ese amor compartido y encontrarnos todos en esa “familia”, en la que cada uno pueda ser él mismo en plenitud, feliz en la entrega y en la solidaridad total con el otro.

Celebramos a la Trinidad cuando descubrimos con gozo que la fuente de nuestra vida es un Dios-familia, Dios-comunidad, y cuando nos sentimos llamados desde lo más íntimo de nuestro ser, a buscar nuestra verdadera felicidad en el compartir, en el amar, en la fraternidad.

¿En qué aspectos concretos de mi vida se manifiesta el misterio del Dios trinitario como amor y vida?