La Voz del Pastor, Mensaje dominical del Obispo Enrique Díaz. 10 de mayo de 2020

10 mayo, 2020 Desactivado Por Opinión Bajío

Mirando bien: nos necesitamos unos a otros

V Domingo de Pascua (10 de mayo de 2020)

Mons. Enrique Díaz Díaz, Obispo de Irapuato

El libro de los Hechos venía presentando a las primeras comunidades de una forma idealizada: con un solo corazón, con una sola alma, compartiendo y viviendo en un idilio. Sin embargo, las primeras comunidades también sufren estas mismas limitaciones y hoy en la primera lectura se nos muestra un pequeño ejemplo de lo que sucede en ella: hay divisiones a causa de preferencias, de atenciones mejores a unos que a otros y, en el fondo, la división de dos grupos: los helenistas y los judaizantes, que no acaban de aceptarse. Pero en la oscuridad siempre aparece un rayo de luz.

Los diáconos

Al mostrarse estas divisiones, también nos muestran la forma en que resuelven el problema. La solución no es ni callarse, ni aguantarse, no aporta solución quien solamente critica o se separa del grupo. La solución es aportar luz a esas dificultades y resolverlas teniendo muy en cuenta a cada una de las personas. Las crisis y dificultades también son oportunidades para nuevas expectativas. Así, de la fuerte división y los cuestionamientos, nacen “los diáconos” como una expresión de servicio y de unidad. Buscando priorizar las necesidades, a ellos se les encomienda el servicio de las mesas, pero no se les excluye, como lo comprobamos en las narraciones posteriores, de la predicación de la Palabra.  De una grave dificultad, brotó una gran riqueza. Actualmente el diaconado sigue siendo una expresión de la Iglesia servidora sobre todo en situaciones de frontera y dificultad. Es una gran riqueza en muchas de nuestras diócesis pues aportan ese servicio desinteresado, más cercano a las familias y llegan a ambientes y situaciones que otros agentes no han podido acercarse. Los diáconos permanentes no son propiamente una solución a la escasez de sacerdotes, sino una expresión de la Iglesia que a ejemplo de Jesús quiere ser servidora.

Piedras vivas

Cuando contemplamos las deficiencias humanas tendemos a desalentarnos, a alejarnos y a quedarnos en la distancia, San Pedro nos propone todo lo contrario: “Ustedes son piedras vivas, que van entrando en la edificación del templo espiritual, para formar un sacerdocio santo… por medio de Jesucristo”. Y vaya que si Pedro sabía a quiénes se dirigía: personas humanas, con defectos, ambiciones y limitaciones. Él mismo, con gran dolor, había comprobado lo frágil que es la persona humana. Sin embargo, nos urge a acercarnos a Cristo, unirnos a Él, estrecharnos para formar una construcción. No se trata de “aislarse” en la intimidad con Jesús, sino de entrar a formar parte de la construcción teniendo a Cristo como piedra angular. Si miramos con la luz del amor de Jesús, nos podremos descubrir como piedras vivas, que se pueden ir amoldando para entrar en esa construcción. Todas las personas son útiles para esta construcción. Algunos necesitaremos pulirnos y quitar aristas, otros tendrán que acomodarse con delicadeza para no destruirse, pero todos juntos podremos hacer esta nueva construcción que es la Iglesia.

No pierdan la paz

En medio de la oscuridad y las dificultades Jesús nos previene: “No pierdan la paz”. El verdadero discípulo encontrará armonía interior aun en medio de las dificultades. Y cuando Felipe le pide que le muestre al Padre, lo invita y nos invita a que lo descubramos precisamente en las acciones que Él hace. Jesús encuentra la forma de hacerse cercano a los pequeños, de alentar a los decaídos, de comer con los publicanos, de perdonar a los pecadores, de dar de comer a los hambrientos… y un largo etcétera que nos llevaría precisamente a encontrar luz en los lugares que parecen más oscuros. Donde parece que hay más muerte, Jesús logra descubrir el rostro de la vida; y donde parece que todo está perdido, nos lleva a encontrar la gran manifestación del amor de Dios.

¿En medio de tantos escándalos y de las presentes dificultades somos capaces de descubrir el rostro de Dios? ¿Estamos dispuestos a integrarnos en un solo templo y a aceptar la cercanía e incorporación de los hermanos? ¿Cómo reaccionamos nosotros ante los problemas y las divisiones? ¿Somos capaces de servir como Jesús?

ORACIÓN

Que seamos artífices de vida y amor

Padre, que en el rostro de Jesús nos has dejado tu verdadero rostro, haz que, construyendo sobre la Piedra Angular, seamos artífices de unidad, de amor y de vida. Amén.