Muere “Andresito”, conocido tránsito que siempre estaba por el Jardín Principal
17 mayo, 201917 de mayo de 2019
Irapuato, Gto. (Opinión Bajío).- La calle Ramón Barreto de Tabora del centro de Irapuato, ya no será la misma, ante la partida de Andres López Estrada de 85 años “viene viene” o auxiliar de tránsito de miles de ciudadanos que algún día estacionaron su automóvil sobre la vialidad. Deja un dolor profundo su partida en su familia y los amigos que hoy lo recuerdan como una “persona muy querida, un compañero, un padre y un gran hombre” quien entregó su vida al servicio a la ciudadanía a cambio de unas monedas.
Una vida de trabajo y ejemplos terminó a los 85 años, Andrés López Estrada falleció el dia de ayer jueves a conseciencia de un infartó, luego de convalecer por 15 días. Será velado por la tarde en tezcucano y esperarán la llegada de algunos familiares que radican en otros estados y país. Le viven su esposa e hijos.
Caminos cruzados…
Hace más de 40 años Juan Sustaita Rivera trabajaba “de viene viene”, en la calle Ramón Barreto de Tabora y fue éste quien trajo a su hijo Vicente Sustaita Nuñez desde pequeño para laborar, desde que la escuela Josefa Ortiz de Domínguez estaba por la presidencia y la carcel se encontraba en el centro.
Andrés López Estrada, también trabajaba de viene viene en la calle Santos Degollado por el Mercado, los tres se conocían por el oficio. Al poco tiempo Andrés llegó a la calle Ramón Barreto de Tabora, “de ahí empezamos a caminar juntos”.
Pasaron algunos años Juan Sustaita, Andrés y Vicente ya eran grandes amigos pero la amistad se afianzó más con el tiempo, Vicente ocupó el lugar que dejó su papá de “viene viene” hoy tiene 59 años años de edad.
“Los viene viene” han sido fieles testigos del cambio, la modernización de la ciudad y de la evolución de mismos automóviles, pero también sufren vejaciones.
“Andresito tiene una historia muy grande, una persona que así como era de corajudo era respetado por la gente, mucho cariño de la gente, yo digo que así somos todos, todos tenemos coraje de que a veces nos avientan las monedas o nos quieren tratar mal pero tratamos de llevárnosla bien con toda la gente, bástate gente nos quiere. Vivimos del peso”, explica Vicente.
Andrés durante más de 45 años llegaba entre las 9 y 10 de la mañana, se iba a las tres a la tarde a comer a su casa caminando a la calle Doctor Liceaga en el Barrio de la Salud, regresaba a las 18:00 horas y a las 20 horas se retiraba, así fue su vida durante todos los días, no descansaba.
Pocas veces se enfermaba Andrés, sin embargo hace poco se empezó a quejar de un dolor en la“panza”, le detectaron una manchas en el estómago, Vicente le pidió que descansara. Hace alrededor de 15 días Andrés ingresó al Seguro, dejando dos semanas sin llegar a trabajar, ayer jueves 16 de Mayo familiares avisaron que estaba hospitalizado, en la tarde lo metieron al quirófano, pero esa misma noche sufrió un infartó y falleció, platico Vicente entre lágrimas al perder al amigo y segundo padre por elección.
“Nos deja un dolor y un mal sabor de boca porque son muchos años conviviendo con él, a mí me conoció muy chico, conviví con él ahora de grande…me ha ayudado mucho con mis problemas que tengo para salir adelante también, tengo problemas familiares mi mujer me dejó sin nada, sin mis hijos, él me estuvo apoyando como un segundo padre, era con quien platicaba y le comentaba todas mis cosas, me sacó adelante, me decía no te dejes caer tienes que seguir, las mujeres al rato regresan, para mi es una persona muy querida, un compañero, un padre, para mí fue un gran hombre”
Los miles de visitantes que buscamos un lugar para estacionarnos en el centro sobre la calle Ramón Barreto de Tabora frente a presidencia municipal, sólo conocimos a don Andrés con él “buenos días, buena tarde, la propina” y gracias, al alejarnos del lugar.
Pero en palabras de Vicente, Andrés, “aparte de todo así como era, era una persona muy querida por toda la gente, hay muchas gente que nos atiende, doctores, licenciados todo mundo nos atiende bien porque le echamos la mano, en realidad no nada más cuidamos el carro, cuidamos a las personas cuando llegan”.
Vicente ha sido el fiel testigo de cómo han pasado los años y las historias de vida que han dejando sus compañeros. Nervioso y con la tristeza reflejada en sus ojos explicó.
“bastantes se han ido, como Roberto Zepeda quien hoy se encuentra en una silla de ruedas, por muchos años Roberto estaba de ‘viene viene’ en la plaza de los fundadores, al caer en la silla de ruedas ya no salió, “no ha recibido apoyo de nadie porque no se ha arrimado con nadie”.
La historia de Vicente también es dura pero sabe que tiene que seguir adelante recordando las palabras de su amigo, su segundo padre por elección, “cuando tenía familia me dedicaba a la familia ahora ya estamos solos también y tenemos que seguir adelante”.